Por Yosabel
Cuenta la tradición que corría el año de 1555-1560 cuando se estaba terminando de construir la iglesia y el exconvento Franciscano en este pueblo, venían por lo que fue el Canal de la Viga que antes era la acequia real, una trajinera con un grupo de personas, que llevaban un bulto cubierto con un lienzo, que resultó ser una escultura del apóstol San Matías Apóstol, lo llevaban al centro de la Nueva España para repararlo, pero sucedió que al llegar frente a la iglesia y convento que se estaba construyendo en este lugar se desató una fuerte tormenta con bastante viento que obligó a ese grupo de navegantes a parar su embarcación y bajar la imagen que traían a toda prisa para introducirlo a la iglesia.
El fraile que estaba al cuidado de dicha iglesia y convento, les franqueó el paso y colocaron su imagen abajo del altar. Cabe aclarar que esa iglesia y convento iba a ser bajo la advocación del Sr. San Joaquín, que por cierto estaba en las primeras gradas del altar.
Cuando terminó la tormenta, el grupo de personas que traían al santo San Matías Apóstol dieron las gracias al fraile por su hospitalidad y procedieron a llevar su imagen para proseguir su camino, pero grande fue su sorpresa cuando trataron de moverla y no fue posible, porque se hizo mucho muy pesada, tal pareciera como si estuviera pegada al suelo, por mas intentos que hicieron no pudieron moverla.
El fraile que estaba a su lado quedó por unos momentos pensativo y le dijo a un vecino de dicho lugar que procurara levantar la imagen, inmediatamente dicho vecino con mucho esfuerzo logró levantarla, no bien había dejado la imagen en el suelo cuando las personas que traían la referida escultura se abalanzaron sobre ella para tratar de levantarla, pero no fue posible por su gran peso nuevamente adquirido.
El buen fraile le dijo a estas personas que traían la escultura que era una señal divina de que ella quería quedarse en ese lugar, que ya no hicieran ningún intento por llevársela de nuevo porque podría sobrevenir alguna consecuencia mala.
De inmediato el franciscano ordenó que se pusiera al nuevo santo en las gradas del altar y que como había un milagro en ese momento, iban a dedicar esa iglesia y convento a San Matías Apóstol bajando de inmediato a San Joaquín, ocupando su lugar el nuevo San Matías Apóstol y así fue como quedó San Matías Apóstol como patrono del pueblo de Iztacalco. :
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